24 meses

¡Feliz cumpleaños! A los 24 meses, tú y tu familia celebráis otro año de vida con tu pequeño. Tómate tu tiempo para pensar en lo mucho que ha cambiado el año pasado. ¿Cuáles son los momentos más destacados que recuerdas? ¿Cuáles fueron algunos de los retos y cómo los superaste? El tiempo pasa volando, así que es importante reflexionar sobre el pasado mientras miras al futuro. Aunque a menudo se sabe que los dos años son difíciles y desafiantes, tu hijo pequeño está experimentando muchos cambios en su desarrollo. Consulta la Actividad familiar de este bloque para encontrar formas creativas y divertidas de ayudar a tu hijo a seguir desarrollando su motricidad fina mientras te ayuda en la cocina.

Hitos del desarrollo

  • Social y emocional: El aprendizaje social y emocional de tu hijo pequeño procederá de lo que observe del mundo que le rodea. Te mirarán a la cara para ver cómo reaccionas ante una situación nueva.
  • Lenguaje y comunicación: Tu hijo pequeño se comunicará mediante gestos, como soplar un beso para decir adiós o asentir con la cabeza para decir sí. También empezarán a juntar al menos dos palabras para formar una frase, como “Más leche”.
  • Aprender y pensar: Tu hijo empezará a jugar con más de un juguete a la vez, sujetando algo con una mano mientras utiliza la otra. Los interruptores, mandos o botones también empezarán a interesar más a tu bebé con sus movimientos dinámicos.
  • Movimiento y desarrollo físico: A los dos años, tu bebé puede dar patadas a una pelota, correr, subir unas escaleras y comer con cuchara.

Necesidades nutricionales

Conceptos básicos de nutrición

Saber qué tipo de comida dar a tu hijo puede ser complicado, sobre todo porque sus hábitos alimentarios cambian con el tiempo. La Academia Americana de Pediatría y las Guías Alimentarias para los Estadounidenses ofrecen directrices generales sobre la cantidad de comida que debes dar a tu hijo de 2 a 5 años.

    • Frutas: de 1 a 1 ½ tazas al día. ½ taza de fruta equivale a ½ taza de fruta triturada o picada, ½ plátano mediano o 4 onzas líquidas de zumo 100% de fruta.
      • Para los niños menores de tres años, los zumos de fruta 100% deben limitarse a 4 onzas líquidas diarias.
    • Verduras: de 1 a 2 tazas al día. ½ taza de verdura equivale a 1 taza de verduras de hoja verde crudas, 4 onzas líquidas de zumo 100% vegetal o ½ taza de puré o verdura picada.
    • Granos- 3 – 5 onzas al día. 1 onza de cereales equivale a 1 rebanada de pan, 1 tortilla pequeña, 5 galletas saladas, ½ taza de arroz o pasta cocidos o 1 taza de cereales listos para comer.
    • Proteínas- 3-5 onzas al día. 1 onza de alimento proteico equivale a 1 huevo, ¼ de taza de judías cocidas o 1 onza de proteína de origen animal cocida, como carne, pollo o pescado.
    • Lácteos: 2 tazas al día. 1 taza de lácteos equivale a 1 taza de leche líquida, 1 taza de yogur, 1 queso en tiras o 3 dados de queso.

Cambios en el apetito

La rapidez con que crece tu hijo suele afectar a su apetito. ¿Recuerdas con qué frecuencia alimentaste a tu bebé en los primeros días, semanas y meses después del nacimiento? Tu hijo experimentó muchos brotes de crecimiento durante ese año y necesitó la energía de la leche materna o artificial para mantener su crecimiento. Los niños de entre dos y cinco años suelen tener un cambio en su apetito porque no crecen tan deprisa como antes. Si notas un cambio en el apetito de tu hijo, no te estreses. He aquí algunos consejos para ayudarte a navegar por sus apetitos cambiantes.

    • Sigue ofreciendo. Recuerda que es tarea de los padres ofrecer comida y tarea de tu hijo decidir cuánto comer.
    • Fomenta la actividad física. Mantenerse activo quema más calorías a la vez que estimula el apetito de tu hijo.
    • Cumple el horario. Avisa a tu hijo de 10 a 15 minutos antes de la hora de comer para recordarle que controle su apetito y las señales de hambre.
    • Ofrece tentempiés inteligentes. Llevar contigo tentempiés que combinen hidratos de carbono con proteínas y grasas puede ayudar a tu hijo a sentirse saciado durante más tiempo. Prueba las manzanas con mantequilla de girasol, las zanahorias con hummus o la mezcla de frutos secos cuando estés fuera de casa.
    • Nunca fuerces la alimentación. Nunca obligues a tu hijo a comer o a limpiar su plato. En lugar de eso, mantén una actitud positiva y sigue ofreciéndole alimentos nutritivos.

Consejos de cocina

Involucrar a tu hijo pequeño en la cocina es una forma estupenda de animarle a probar nuevos alimentos. Incluye a tu hijo en el proceso de planificación, compra, preparación y limpieza de la comida para que se entusiasme.

    • Cuando planifiques las comidas de la semana, pregunta a tu hijo qué le gustaría comer. Conseguir su opinión puede ayudar a motivar a los comensales más quisquillosos a la hora de comer. Sólo recuerda que tú tomas las decisiones finales sobre qué, cuándo y dónde comer.
    • Cuando estés en el supermercado, deja que tu hijo explore los pasillos y los productos contigo. Deja que elijan uno o dos ingredientes que quieran probar. Empieza permitiéndoles elegir una fruta y una verdura para experimentar durante la semana.
    • Cuando prepares las comidas, permite que tu hijo ayude lavando los productos, mezclando los ingredientes y construyendo sus propios tacos, bocadillos o ensaladas. A medida que crezcan, permíteles cortar los productos con un cuchillo seguro para niños, cascar los huevos, medir los ingredientes y leer las recetas.
    • Cuando limpies, haz que tu hijo te ayude a fregar los platos, recoger la mesa, barrer el suelo de la cocina o del comedor y recoger los utensilios.

Recuerda, observa siempre a tu hijo cuando esté en la cocina. Nunca les dejes solos para que se preparen o coman solos. En lugar de eso, anímales a divertirse y a mantenerse activos en la cocina.

Actividad de compromiso familiar

  • Involucrar a tu hijo en la cocina a una edad temprana puede ser una forma divertida de desarrollar sus habilidades motoras finas al tiempo que aumenta su confianza. Incluir a tu hijo en la preparación de la próxima comida también puede despertar su interés por nuevos alimentos y ayudarle a explorar distintos sabores, texturas e ingredientes.
  • En el folleto Actividades de ayuda en la cocina para niños de 2 a 5 años del USDA se describen varias formas en que tu hijo puede ayudarte en la cocina. Descárgate aquí su folleto para inspirarte.

Rincón del cuidador

A lo largo de los primeros años de vida de tu bebé, aprende constantemente del mundo que le rodea. Catherine Baker, MS, CCC-SLP, logopeda de CHRISTUS Children’s, ofrece información sobre los hitos lingüísticos típicos de tu bebé desde el nacimiento hasta los tres años.

    • De 0 a 5 meses, tu bebé debería empezar a emitir distintos sonidos aparte del llanto, en función de sus sentimientos. Los sonidos familiares incluyen arrullos, risas o la repetición de sonidos vocálicos, como ah u ooh.
    • De los 6 a los 12 meses, tu bebé debería empezar a entender palabras familiares, como “mamá” o “papá”, e intentar imitar tus sonidos. Habla siempre a tu bebé cuando le cambies los pañales, le des de comer o le acuestes. Están aprendiendo cómo funciona el lenguaje a partir de cada experiencia.
    • De los 12 a los 24 meses, tu hijo pequeño debería utilizar unas 50 palabras diferentes para etiquetar a las personas, la comida o los juguetes de su entorno. A lo largo de este tiempo, tu hijo está aprendiendo a crear frases de dos palabras, como “más pelota” o “adiós papá”.
    • De los 24 a los 36 meses, tu hijo debería ser capaz de conocer, decir o identificar más de 200 palabras diferentes. A esta edad, tu hijo debería ser capaz de crear frases de tres palabras, como “más zumo, por favor”.
    • A los 3 años o 6 meses, tu hijo debería ser capaz de decir frases de cuatro a seis palabras. También deben ser capaces de responder a preguntas sencillas y seguir órdenes de un solo paso sin ayuda, como “Recoge eso, por favor” o “No hagas eso”.

Recuerda que estás cerca de tu hijo a diario, así que puedes captar cómo dice distintas palabras o saber cómo llama a otros objetos. Los amigos y familiares desconocidos pueden necesitar ayuda para entender a tu hijo. Si te preocupa el desarrollo del habla de tu hijo, pide a tu pediatra que te remita a un logopeda capacitado para evaluar el desarrollo de tu hijo.