2 semanas de edad

La siguiente visita al pediatra suele programarse una semana después de la primera, cuando tu bebé tenga unas dos semanas. En los primeros días tras el nacimiento, tu bebé perderá entre un 7 y un 10% de su peso. Esta visita tiene por objeto comprobar si tu bebé ha recuperado el peso que perdió desde el nacimiento. Lo normal es que tu bebé aumente unos 20-30 gramos o una onza al día y alrededor de una pulgada al final del primer mes, lo que constituye su primer estirón oficial. Algunos signos de que tu bebé está creciendo rápidamente son el aumento del hambre y la inquietud, mientras se despierta con frecuencia por la noche. Estas mayores exigencias alimentarias pueden dar lugar a racimos de tomas, en los que tu bebé come con más frecuencia que el intervalo medio de 2 horas. Seguir y responder a las señales de tu bebé puede ayudarte a comprender mejor sus necesidades.

Hitos del desarrollo

Antes de que tu bebé pueda hablar, se comunicará contigo mediante sonidos y movimientos. Estos signos pueden actuar como señales cuando tienen hambre, están completos o necesitan un cambio de pañal. Aprender estas señales puede ayudarte a comprender mejor las necesidades de tu bebé.

    • Señales de hambre: Se llevan las manos a la boca, giran la cabeza hacia el pecho o el biberón, fruncen, chasquean o se lamen los labios, tienen las manos apretadas o lloran.
    • Señales de saciedad: Cierran la boca, apartan la cabeza del pecho o del biberón, relajan las manos o se quedan dormidos mientras se alimentan.
    • Señales del pañal: Se quejan o lloran porque no les gusta sentirse mojados, sucios o fríos. El horario de caca y pis de cada bebé será diferente, pero puede ocurrir desde después de cada toma hasta una vez al día.

Necesidades nutricionales

Fórmula de presentación

  • Introducir la leche artificial es una buena alternativa a la lactancia que favorece el crecimiento de tu bebé. Muchas mujeres que dan el pecho pueden utilizar leche artificial para complementar su producción de leche, sobre todo si no pueden producir suficiente o no tienen flexibilidad para dar el pecho cada 2-3 horas. La lactancia artificial está especialmente recomendada para las mujeres que no pueden dar el pecho, como las que están
      • Sometido a radioterapia,
      • Tomar medicamentos que pasan a la leche materna o
      • Consumir otras sustancias ilícitas como drogas o alcohol.

Habla con tu profesional sanitario si tienes dudas sobre la lactancia materna o preguntas adicionales sobre la introducción de la leche artificial en la dieta de tu recién nacido.

Medidas de seguridad

Preparar la leche de fórmula de tu bebé requiere medidas de seguridad adicionales para garantizar que cada biberón sea seguro y satisfaga sus necesidades nutritivas. Preparar una botella puede dividirse en tres pasos: Saneamiento, Preparación y Almacenamiento.


    • Saneamiento
      : Antes de preparar un biberón nuevo, lávate las manos durante 20 segundos y limpia bien la zona de preparación para evitar que los gérmenes enfermen a tu bebé. Los biberones deben limpiarse con agua caliente y jabón después de cada toma. Empieza desmontando la botella y enjuaga cada pieza con agua antes de frotarla con jabón. Para eliminar más gérmenes, utiliza un lavavajillas con un ciclo de secado caliente o sumerge las botellas desmontadas en una olla de agua hirviendo durante 5 minutos. Deja siempre que la botella se seque al aire después.

    • Preparación
      : Los preparados en polvo para lactantes requieren cierta cantidad de agua por cacito. Sigue siempre las instrucciones del fabricante que figuran en el reverso de la lata, a menos que tu pediatra te indique lo contrario. Mide y añade siempre la cantidad correcta de agua al biberón de tu bebé antes de añadir la leche de fórmula en polvo. Demasiada agua puede diluir la fórmula, mientras que muy poca agua puede concentrarla. Ambas situaciones pueden ser perjudiciales para el estómago de tu bebé. Como precaución adicional, hierve el agua antes de mezclarla con la leche de fórmula para evitar infecciones por gérmenes que pueden vivir en la leche de fórmula en polvo. Deja siempre que el biberón se enfríe antes de ofrecérselo a tu recién nacido. Nunca calientes el biberón en el microondas para calentar la fórmula; se calienta de forma desigual y puede quemar la delicada boca de tu bebé. En su lugar, sumerge el biberón en agua templada o caliente durante unos minutos sin mojar la tetina ni la abertura del biberón.

    • Almacenamiento
      : Una vez preparado el biberón, ofréceselo a tu bebé en las dos horas siguientes a su elaboración, sobre todo si se conserva a temperatura ambiente. Las bacterias de la boca y la saliva pueden contaminar un biberón de leche artificial, así que desecha la leche si tu bebé no se la termina en una hora. Si no piensas utilizar inmediatamente la leche de fórmula preparada, guarda inmediatamente el biberón en el frigorífico durante un máximo de 24 horas. Ten en cuenta también cómo sujetas los botes de leche maternizada. Mantén todos los recipientes de leche maternizada en un lugar fresco y seco para evitar la proliferación de bacterias.

Horario de alimentación

En los primeros días de vida, el estómago de tu bebé crecerá a medida que aumenten sus necesidades de energía y nutrientes. Al décimo día, la barriguita de tu bebé tiene el tamaño de una pelota de ping-pong y puede tomar unos 60 gramos por toma. Tanto si toma el pecho como el biberón, tu recién nacido debe comer cada 2 o 3 horas, o unas 8 o 12 veces en 24 horas. Esto suma entre 20 y 32 onzas de leche materna o artificial en 24 horas. Un método útil para desarrollar un horario de alimentación es alimentar a demanda, también conocido como alimentación basada en señales. Esto te permite seguir las señales de hambre y saciedad de tu bebé para saber cuándo y cuánto darle. Aprende de tu bebé para desarrollar un plan de alimentación que satisfaga mejor sus necesidades.

Actividad de compromiso familiar

  • Seguir el horario de comidas y cacas de tu bebé ofrece una gran información sobre cómo está tu recién nacido. Se recomienda registrar el tiempo que el bebé está enganchado al pecho o cuántas onzas toma en cada toma, al tiempo que se registra cuántos pañales mojados y sucios tiene el bebé en 24 horas.
  • Hay algunas aplicaciones disponibles para los usuarios de teléfonos inteligentes que pueden ayudarte a seguir el día de tu bebé. Algunos recursos recomendados habitualmente son Sprout Baby, What to Expect Pregnancy & Baby Tracker y Baby+.
  • Huggies también ha creado una estupenda guía en PDF para hacer un seguimiento de estos momentos clave del día de tu bebé, que puedes descargar aquí.

Rincón del cuidador

Vacunas

La Dra. Darian Harris, especialista en Pediatría del CHRISTUS Children’s, comparte contigo por qué debes vacunar a tus hijos y cómo cuidarlos mejor cuando reciben una vacuna.

    • Las vacunas son una forma segura de protegernos a nosotros mismos y a los que nos rodean de enfermedades graves. Cuando recibimos una vacuna, nuestro sistema inmunitario desarrolla anticuerpos para ayudarnos a combatir el germen extraño que causa la enfermedad. Si volvemos a encontrarnos con esta enfermedad, nuestro cuerpo ya sabrá cómo defenderse de estas graves enfermedades que pueden dañar o incluso matar a bebés, niños y adultos.
    • Si retrasamos la vacunación, nos arriesgamos a exponernos a gérmenes que pueden enfermarnos gravemente. Algunas de las primeras vacunas que podemos recibir empiezan al nacer y pueden administrarse después del parto en el hospital. Si tu bebé se ha saltado alguna vacuna, habla con tu profesional sanitario para ponerte al día.

Efectos secundarios frecuentes

Los efectos secundarios más frecuentes tras recibir una vacuna son fiebre, cansancio, dolores corporales, enrojecimiento, hinchazón y sensibilidad alrededor del lugar donde se puso la inyección. Estas reacciones leves suelen desaparecer por sí solas en unos días. He aquí algunos consejos para ayudar a tu bebé después de recibir las vacunas.

    • Utiliza un paño frío y húmedo para reducir el enrojecimiento, el dolor o la hinchazón en el lugar de la inyección.
    • Sostén y abraza a tu bebé mientras utilizas una voz tranquilizadora para ayudar a tranquilizar a tu hijo diciéndole que todo va bien. Amamantar, envolver en pañales o el contacto piel con piel también pueden ser calmantes para tu bebé.
    • Consulta a tu pediatra antes de dar a tu bebé un analgésico sin aspirina, como el Tylenol.